Si queremos ser un buen interlocutor de una persona que utiliza un SAAC, debemos utilizar el propio SAAC para dirigirnos a él/ella, y no ofrecer solamente el mensaje de forma verbal. Del mismo modo que para la enseñanza de cualquier habilidad, el paso previo es que la persona que enseña sirva de MODELO en el que fijarse, también tendremos que servir de modelo experto en el SAAC en cuestión, para que el usuario aprenda a utilizarlo.
Nadie concibe aprender Lengua de Signos sin tener a un modelo o interlocutor experto que nos enseñe los signos signando, o aprender a hablar una segunda lengua sin tener un profesor que, como mínimo, hable mejor que nosotros en dicha lengua.
La gran dificultad con la que se suelen encontrar muchos usuarios de CAA, es que no tienen suficientes modelos para aprender su uso. Si comparamos la habilidad de utilizar un SAAC, con la habilidad de hablar, pensemos que un bebé, para que pueda pronunciar sus primeras palabras (“mamá”, “agua”…), han tenido que pasar muchos meses en contacto con diferentes modelos (padres, hermanos, vecinos … que son “modelos expertos”) y en diferentes situaciones, en las que ha tenido múltiples oportunidades de saber cómo se pronuncian, y qué significado tienen esas palabras.
Os invito a reflexionar acerca de esto, y a pensar si las personas que tenemos cerca que usan un SAAC, o que son candidatas a usarlo, están teniendo estas oportunidades de contacto con modelos expertos. ¿Les estamos exigiendo una forma de expresión o “salida del lenguaje” (output), acorde con la forma de comprensión o de entrada (input) que le estamos ofreciendo? ¿Están equilibrados el input y el output?